lunes, 20 de junio de 2011

Fibi está triste

Hola pequeños epsilones, hace tiempo que no os propongo un reto...Aquí os traigo uno:

Mi nombre es Fibi, soy una alegre letra equis, pero últimamente estoy algo decaída, hace tiempo que desapareció mi querido número cinco, con el que llegué a formar monomio y a mantener una estrecha amistad.

Añoro los tiempos en los que era la gran incógnita de una estupenda ecuación de segundo grado.Compartía parcela con dos vecinos extraordinarios, otra letra equis que había conseguido subir de grado y nunca se quitaba su elegante sombrero por donde asomaba un pequeño número dos, y la señora Matilde, que aunque era un número muy independiente también era especialmente amable, se llevaba bien con todo el mundo y tenía grandes amistades con pares y con impares.

El muro estaba siempre vigilado por el señor Vicente, un estirado y serio símbolo igual, que nunca abandonaba su sitio. Al otro lado del muro estaba un silencioso y tímido número, el cero, del que nuca supe su nombre. Era tan especial que siempre estaba solo y cuando alguno de nosotros pasaba el muro, él desaparecía.

Un día pasó algo extraordinario de lo que no tengo explicación, la verdad es que me quedé dormida y cuando desperté, todos se habían ido, incluso mi compañero, el número cinco que nunca se separaba de mí.

Miré por encima del muro y allí estaba, algo cambiado, pues siempre que pasamos el muro, el señor Vicente nos quita nuestro signo y nos devuelve el contrario. Es una rutina obligada al pasar al otro lado, y el señor Vicente, el símbolo igual, es muy riguroso con esta norma, y si no lo hacemos, no nos deja pasar.

Más alejada estaba la señora Matilde, aunque ella formaba parte de un grupo muy peculiar, al que yo no había visto antes, le acompañaba un hermoso número cuatro y delante de ellos un cuadrado perfecto. La señora Matilde y sus acompañantes estaban atrapados dentro de una raíz. ¡Pobres!...

Yo ya tuve la experiencia de pasar por una raíz. ¡Son insaciables! Hace ya tiempo, cuando conseguí subir de orden y adquirir el ansiado sombrero con el pequeño número dos, cosa nada fácil, pues no abundan las letras equis que quieran multiplicarse conmigo, entonces llegó una raíz y ¡zas! en un plis-plas me quitó el sombrerito y desapareció.
Ahora, cuando veo alguna, salgo corriendo, porque si encima no tienes sombrerito se quedan contigo para siempre... o hasta encontrar otra letra equis con una raíz a cuestas, que quiera multiplicarse contigo, y esto es todavía más difícil.




Pues bien, allí estaban todos, sentados encima de una línea y debajo, un espectacular número dos, grande y fuerte, que parecía que sostuviera él solo a todos los demás.

Yo, como me sentía tan sola y parecía que al otro lado lo estaban pasando en grande, ni corta ni perezosa, le cambié el signo al señor Vicente y pasé al otro lado. Al mirar atrás, comprobé que aparecía el misterioso número cero ocupando el otro lado del muro. Corrí a reunirme con mi compañero, me costó saltar hasta la línea y una vez arriba, mi querido número cinco no quería ni acercarse a mí.

-¿Qué haces? ¡Tienes que irte al otro lado!

-Me quedé dormida. Lo siento ¿No quieres que sigamos juntos?- le dije

-Ya no podemos. Mira quién está junto a ti.

Yo volví la vista y allí, a mi lado, había aparecido de repente un número dos.

-Hola –le dije-¡Qué sorpresa!

-Creo que andas despistada. No deberías estar aquí. Vuelve ahora mismo al otro lado del muro, este no es lugar para ti. ¿No te das cuenta de que han resuelto la ecuación?...Nos vamos todos y tú no puedes venir.

A mí me hubiera gustado seguir allí, pero estaba claro que no era bien recibida, así que salte de la línea, el número dos, que había aparecido pegado a mi, desapareció enseguida y volví al otro lado del muro dejando el signo menos al señor Vicente, que pareció no inmutarse.

Ni siquiera pude hablar una palabra con el número cero, que también desapareció... la verdad es que no hay manera de pillarlo.

Me asomé a ver lo que ocurría en el otro lado y enseguida todo se transformó, la línea, la raíz, mi querido cinco, el espectacular número dos…¡todo desapareció! y en su lugar aparecieron dos números. A uno de ellos pude verle bien, era un precioso tres.



¿Cuál es el otro número que aparece con el tres?¿Puedes ayudar a Fibi y escribir la ecuación de segundo grado donde aparezca con su querido número cinco? ¿Qué número es Matilde?

5 comentarios:

  1. Gracias Juan!!, para cuando crezcan un poquito tus preciosas nenas. Un beso

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  2. Tiene razón Juan, es un cuento precioso...
    Gracias, Ana!

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  3. Muchas gracias Laura! me alegro de que te haya gustado, y un placer tenerte de visita por el blog del insti. Saludos

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  4. Me gusta, Ana. Al final vas a conseguir que me enamore de las matemáticas.

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