Pelicula:
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Personajes:
Hay que recalcar la mezcla característica de Lorca de los personajes. Por un lado son estereotipos, ya que representan una figura. Pero también tienen detrás su historia, sus sentimientos. Es necesario resaltar que solamente aparecen mujeres, pues es un drama sobre ellas.
* Bernarda (60 años): Todo lo negativo se centra en ella. Es tirana, hipócrita, déspota y es blanco de casi todas las críticas de la obra. Su lenguaje ya advierte su carácter: el uso reiterado de palabras prescriptivas y su apoyo sobre el bastón (poder).
* Angustias (39 años): Es la hija mayor, nacida del matrimonio de Bernarda con su primer esposo. Se piensa casar con Pepe el Romano gracias a su dinero. Aunque es consciente de ello, le es indiferente, ya que su único deseo es salir de la casa y del poder de su madre. Tras casi 40 años no quedan en ella pasiones ni alegrías.
* Magdalena (30 años): Es la segunda hija de Bernarda y la que más quería a su difunto padre, llegando incluso a desmayarse durante el primer responso de la misa funeral. Está convencida de que nunca se casará, y habría deseado haber nacido varón. Tanto ella como Amelia han aceptado el poder de su madre con resignación.
* Amelia (27 años): La tercera hija de Bernarda posee el carácter más tímido y asustadizo de todos. Apenas habla a lo largo de la obra.
* Martirio (24 años): El personaje más complejo de todos. Su madre frustró su boda con el joven Enrique Humanes por ser éste hijo de un gañán. Siente resentimiento y grandes celos de su hermana menor, ya que ve impotente como ésta atrae a Pepe el Romano.
* Adela (20 años): La hija más joven de todas. No está dispuesta a someterse a la tiranía materna y todo en ella es vitalidad. Desafía la moral establecida, llegando incluso a romper el bastón de su madre, aunque le es imposible vencerla y esto la lleva a un destino trágico.
* La Poncia (60 años): Es la criada principal de la casa. Sería casi de la familia, pues Bernarda y ella se criaron juntas desde la niñez, de no ser por el brutal clasismo imperante, si bien es la principal confidente de Bernarda pese al odio que siente por ella. Destaca su habla popular y variada.
* María Josefa (80 años): La madre de Bernarda es una anciana loca cuyas palabras destilan locura y verdad. Expresa lo que ninguna de las hijas se atreve a decir: su deseo de libertad, de amor, de maternidad, etcétera. Es una mala imagen ante el pueblo, por lo que Bernarda la mantiene siempre encerrada en el desván.
* Mujeres 1º,2º y 3º: Son mujeres de pueblo, cotillas y a la vez criticonas y fingen una amistad con Bernarda.
* Pepe el Romano (25 años): En la obra no aparece físicamente en ningún momento, aunque es omnipresente. Es el catalizador de todas las pasiones e iras en la casa.
* Prudencia (50 Años): Amiga de Bernarda
* Criada (50 Años): Es la segunda criada de la casa.
Resumen:
La obra comienza con un diálogo entre las dos criadas, la Poncia y la Criada. A través de este diálogo, observamos el odio que existe entre Poncia y Bernarda, a la que ha servido y obedecido sin protestar. Y si algo no se había hecho a su gusto, exagera los hechos para poder acusarla. Se oyen las campanas de la iglesia: el marido de Bernarda Alba ha muerto y se está celebrando el funeral.
Bernarda llega a su casa, seguida por las mujeres del pueblo. Las mujeres que la acompañan, todas vestidas de luto, se ponen a hablar y Bernarda hecha a la Poncia discriminándola por sus estatus social (cosa muy importante para Bernarda). Las mujeres del pueblo odian a Bernarda por su frío corazón, su mal genio y sus habladurías. Había una gran crueldad en los pensamientos de Bernarda, consecuencia de su insoportable comportamiento. Bernarda y las mujeres del pueblo hablan sobre la necesidad que tienen las hijas de la anfitriona de tener un novio, pero Bernarda les manda a callar y lo niega, porque ella piensa que los hombres que hay en el pueblo no son dignos para sus hijas. Después de marcharse, las mujeres se reunieron con sus maridos (que esperando en el patio), y Bernarda les dice a sus hijas que se preparen porque se han tapiado las puertas y ventanas van a llevar a cabo un luto de ocho años. Todas se resignan, excepto Adela. Ésta habla con su hermana Magdalena y le dice que quiere salir a la calle y que no quiere que su madre la domine. A todas las hermanas les da lastima porque es la más joven de todas, las más agraciada y a la cual le queda toda la vida por delante. Adela, llena de rabia e impotencia se marcha a su cuarto. Cuando todas las mujeres y hombres se marchan, las hijas de Bernarda comienzan a hablar de la herencia que les ha dejado su difunto padre. Angustias, la hija mayor de Bernarda, es la que se lleva la mayor parte y por eso Pepe el Romano, que es el mozo más apuesto del pueblo le va a pedir matrimonio. Las demás hermanas comentan la suerte de Angustias y al mismo tiempo, todas, muertas de envidia, empiezan a criticar a la hermana porque en realidad todas se morían de ganas de poder estar con un hombre. En este mismo momento entra Adela al salón, vestida con un vestido de color verde, que refleja el sentimiento de libertad y felicidad que existe en Adela. Pero como su madre no les permitía llevar vestidos de colores por el luto, se veía obligada a llevarlo solo dentro de casa. Adela entra en el salón y lo primero que le dicen es que se lo debería regalar a Angustias porque se va a casar con Pepe el Romano. Adela estalla. En ese momento de tensión, una de las hermanas dijo que Pepe el Romano estaba pasando por delante de su casa, por lo que todas fueron a la ventana para verlo. Una vez dentro de casa aparece María Josefa, la madre de Bernarda, diciendo que quería volver a casarse. Bernarda la manda inmediatamente a su habitación.
ACTO SEGUNDO
En el segundo acto, las hermanas y la Poncia están cosiendo y bordando las sabanas de sus ajuares. De repente Magdalena le pregunta a Adela si no va con ellas a coser, pero no le responde, entonces las demás hermanas empiezan a comentar lo extraña que estaba últimamente, hasta que la conversación desemboca en Pepe el Romano y Angustias, de lo tarde que se había ido la noche anterior. Una de ellas de preguntó a Angustias de que estaban hablando y no les quiso contestar. La Poncia comenzó a contarles cómo había sido la declaración de su marido. Éste se había acercado a su ventana, se saludaron y estuvieron más de media hora los dos callados. La Poncia estaba muy nerviosa y con ganas de que él dijera o hiciese algo, y él, muy fogoso se acercó a la reja y comenzó a acariciarla. Luego empezaron a reír todas y la Poncia explicó su experiencia matrimonial entre alabanzas y risas de las chicas. De repente Magdalena sale del cuarto y va a buscar a Adela.
En cuanto entran en el cuarto donde estaban todas, Martirio no hace más que preguntarle acerca de la mala cara que tiene y el cansancio. En ese momento llega a la casa el hombre de los encajes y salen todas menos Adela y Poncia, que se quedan solas. La Poncia le dice a Adela que lo sabe todo acerca de su enamoramiento, sabe que una de las noches que Pepe el Romano vino a ver a su hermana, Adela se puso junto a la ventana desnuda y con la luz encendida; sabe que cada noche se levanta muy tarde y se va hacia el granero, donde Pepe le espera, y que es por eso por lo que tiene esa cara de cansada y esas ojeras, pero le dice que ese hombre es para su hermana y nunca será para ella. Entonces Adela, ofendida, reta a Poncia, y la criada le dice que se lo dirá a su madre si ella no le deja en paz, pero Adela no tiene intención. Vuelven las demás hermanas. De repente sienten, a lo lejos, los muchachos que trabajan como segadores en los campos, de pueblo en pueblo. En ese momento pasaban por la calle cantando y todas las hermanas se fueron a la ventana a mirarlos.
Cuando acabaron de pasar, una de las hermanas, Angustia, dice que alguien le ha quitado el retrato de Pepe, y comienza a acusar a sus hermanas, sobre todo a Adela. De repente sale Bernarda y pregunta que estaba ocurriendo. Entonces la Poncia se pone a registrar las habitaciones, y encuentra el retrato en la habitación de Martirio. Todas se quedan muy sorprendidas, sobre todo Angustias.
Bernarda, ordena a sus hijas a dormir, pero ella se queda hablando La Poncia.
Ésta última se puso a hablar sobre las hijas de Bernarda, le intentó advertir de lo que estaba ocurriendo con indirectas, pero Bernarda, seguía en sus trece y no quiso hacer caso de las advertencias de su confidente, pero una cosa si queda clara: hay que casar a Martirio cuanto antes para calmar los ánimos de las hermanas. Al oír sobre qué estaban hablando Poncia y Bernarda, una a una fueron saliendo de sus cuartos para explicar a su madre lo de las voces a las cuatro de la mañana. La Poncia les cuenta una anécdota, con la mirada puesta en Adela, para que se diera cuenta de que lo que hacia no estaba bien. Les contó que la hija de Librada estaba soltera, pero tuvo un hijo no se sabe con quién, y para ocultar su vergüenza ante las malas lenguas del pueblo, lo mató y lo metió debajo de unas piedras; pero unos perros, unos días después, lo encontraron y lo sacaron de allí y lo primero que hicieron fue ponerlo en el tranco de su puerta. Por todo lo ocurrido el pueblo se rebeló contra ella y la quisieron matar.
Todas estaban en desacuerdo, sobretodo Martirio, pero Adela, la defendía, porque creía que la señora tendría sus motivos.
ACTO TERCERO
Al principio del acto, todas están sentadas comiendo, todas menos Prudencia que está sentada en una silla aparte. Bernarda y Prudencia están hablando sobre sus cosas y Bernarda le pregunta por su marido mientras la invita a comer. Prudencia acepta la invitación, y le explica que esta enfadada con sus hermanos por la herencia y no sale mucho a la calle por el enfado. Entonces Bernarda le pregunta por su hija y Prudencia le cuenta que está enfadada con su hija por contestarle. Bernarda y Prudencia empiezan a hablar de la boda de Angustias, y Prudencia le pide que le enseñe el anillo de compromiso y le pregunta a Angustias por los preparativos de su boda.
Cuando Prudencia se va, Adela sale al portón acompañada de Amelia y Martirio. Magdalena se queda sentada medio dormida en una silla, Angustias recoge la mesa y Bernarda que está allí, le dice a Angustias que hable con Martirio, por lo que había ocurrido con el retrato. Bernarda le pregunta que si esta noche va a ir Pepe a verla a lo que Angustias contesta negativamente, porque éste se va con su madre a la capital. Entran las otras tres hermanas y Bernarda les manda acostarse. La Criada y la Poncia se quedan hablando del lío con el Romano. Se quedan criticando la mala actuación de Bernarda. Saben que es tan orgullosa que ella misma se pone una venda en los ojos, y las dos están de acuerdo en que les gustaría dejar la casa, pero no pueden. Cuando las dos criadas se iban a retirar a sus alcobas, Adela sale de su cuarto diciendo que la sed la a despertado. Adela sale sigilosamente y desaparece por la puerta del corral. A su vez se levanta Martirio, la cual sale a buscar a Adela para detenerla en sus intenciones, pero se cruza con Maria Josefa, su abuela. Ésta, se haya en el patio cantando a una ovejita que se encuentra entre sus brazos, cantándole como si fuera su hijo e insultando y burlándose de Bernarda y Magdalena. Le dice al corderito entre cánticos que se quiere marchar muy lejos, que la puerta se abrirá y se irá a la playa a casarse. Entonces ve a Martirio, y después de burlarse de ella, le pide que le ayude a escapar, pero Martirio, tomándola por loca, la manda a la cama. En ese momento Martirio empieza a decir el nombre de Adela en voz baja, y esta sale del granero un poco despeinada y las dos comienzan a discutir. Adela y Martirio discuten sobre a quien de ellas dos le pertenece Pepe. Martirio le quiere y haría lo que fuera por tenerlo, pero es Adela quien lo tiene y eso a Martirio le come por dentro y decide que si no es ella quien lo posea, que tampoco será Adela, y en ese momento levanta la voz llamando a su madre. En ese momento salen Bernarda y las demás hermanas. Martirio le dice a Bernarda que Adela está con Pepe en el pajar, por lo que Bernarda comienza a gritarle. Angustias esta desolada por lo que ha hecho su hermana y Bernarda coge una escopeta y dispara contra Pepe.
En ese momento, después de oír el tiro, Adela pensando que le había alcanzado sale corriendo y se encierra en su cuarto. Cuando la Poncia consigue entrar, descubre que Adela se había ahorcado.
Al final, cuando Bernarda descubre que Adela está muerta, empieza a gritar: “¡Mi hija a muerto virgen! ¡Nadie diga nada!” Bernarda no quiere que en el pueblo se entere nadie de cómo y por qué a muerto su hija y por eso grita que ha muerto virgen.
Ésta les dice a sus hijas que no lloren, y si quieren, que lo pueden hacer cuando estén solas. Las últimas palabras de Bernarda fueron: “Ella, la hija menor de Bernarda Alba, ha muerto virgen. ¿Me habéis oído? ¡Silencio, silencio he dicho! ¡Silencio!”
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