AUTOR: Luis Sepúlveda
EDITORIAL: Trusquets
RESUMEN:
Érase una vez un grupo de gaviotas que viajaban por el océano y en la desembocadura de un río encontraron un banco de arenques, en el que se pararon a comer. Una gaviota llamada Kengah se quedó atrapada en una mancha de petróleo. Cuando consiguió escapar volaba sin rumbo y se posó en una iglesia. La gaviota cayó en un balcón en el que se encontraba un gato llamado Zobras que era gordo, grande y negro. Este gato lo habían dejado en casa solo sus amos cuatro semanas. Este gato de pequeño lo cogió un pelícano creyendo que era una rana y quería comérselo pero lo salvó un chaval, el actual amo. La gaviota le pidió tres deseos al gato: que cuidara del huevo que iba a poner, que cuidara del polluelo y que le enseñara a volar. Zobras fue en busca de ayuda a donde Colonello otro gato, pero este no sabía cómo ayudarle y fueron donde Sabelotodo, otro gato que tenía un bazar.
En la entrada del bazar el portero no les dejaba entrar pero le enseñaron las garras e hizo la vista gorda. Sabelotodo empezó a buscar en las enciclopedias hasta que encontró la solución de cómo quitar el petróleo de las plumas de la gaviota. Fueron al sótano a por un líquido llamado Becina. Cuando llegaron al balcón la gaviota ya había fallecido y había un huevo debajo de ella. Los gatos hicieron un agujero al lado de un árbol y la enterraron.
Zobras cuidó mucho del huevo hasta que un día se abrió. Zobras cuidaba mucho de él pero allí en el balcón no lo podía tener y lo llevaron al bazar de Sabelotodo. Allí en el bazar tenían problemas con las ratas.
Los gatos le preguntaron a Barlobento, que era otro gato, que si sabía enseñar a volar a una gaviota, pero no sabía, aunque él estaba siempre viajando por el mar.
Los gatos le pusieron el nombre de Afortunada a la gaviota.
Los gatos le intentaron enseñar a volar en el bazar, en unas estanterías pero fue incapaz de echar el vuelo. Los gatos decidieron romper una norma suya llamada el Tabú, que consistía en que no podían hablar el idioma de los humanos.
Fueron a hablar con un poeta que tenía una gatita blanca y el hombre se quedó alucinado cuando le habló el gato, pero les ayudó. Esa misma noche quedaron para subir a lo alto de un campanario. El poeta subió a Zobras y a Afortunada a lo alto del campanario y desde allí la gaviota pudo echar el vuelo. Al rato la gaviota volvió para darle las gracias por haberle enseñado a volar.
OPINIÓN:
Me ha gustado bastante este libro porque es entretenido y divetido.
Recomiendo a todo el mundo que lo lea.
jueves, 25 de marzo de 2010
HISTORIA DE UNA GAVIOTA Y EL GATO QUE LE ENSEÑÓ A VOLAR
Etiquetas:
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Literatura
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ResponderEliminarMe ha gustado bastante este libro porque es entretenido y divetido. Recomiendo a todo el mundo que lo lea.