Érase una vez en un pueblecito muy pequeño situado al lado de la sierra. Un leñador fue a coger leña y se encontró con un alcornoque muy hermoso, lo cortó con toda la ilusión pensando en su amado marido, Gepeto el carpintero del pueblo, para que tallara un baúl. Gepeto al ver el tronco, le salió el instinto paternal de tener un hijo, ya que con en alcalde del pueblo, el zapatero, no les concedían la adopción. Gepeto talló un hijo, y como lo talló como el quiso, le dotó con una “gran cualidad”, y debido a su dotación le puso el nombre de Pinocho. Pidió a una estrella que cobrara vida, Gepeto se fue a dormir y de la estrella bajó Michael Jackson, que como le gustaban mucho los niños quiso darle vida con su “varita mágica”…La alegría de Gepeto al día siguiente fue inmensa. Michael Jackson había dejado un protector para Pinocho, Jorge Javier Vázquez, más conocido como Pepín Grillo. Gepeto decidió, como cualquier padre, que ya era hora de que Pinocho fuera al colegio. Iba Pinocho todo feliz de camino al colegio, cuando se encontró con un hombre de muy mala pinta:
- ¡Chsss! ¿Quieres costo?
- ¿Costo? ¿Qué es eso?- Respondió Pinocho.
- Sígueme y lo sabrás.
Pinocho decidió seguirle, fue caminando detrás de aquel hombre, con la desaprobación de su conciencia Pepín Grillo. Llegaron a un parque donde había otros muchos niños. Pinocho se acercó a ellos con mucha curiosidad:
- ¡Hola! ¿Qué hacéis? Parece que tenéis mucha sed…
Todos se empezaron a reír de Pinocho.
- No es que tengamos sed, es que estamos de botellón. Toma, ¿quieres un litro? –dijo uno de los chicos.
Pinocho se quedó pensativo y le preguntó a Pepín Grillo, a lo que este contestó:
- ¡Ayy vaa! Priva gratis, no seas tonto ¡y arrima!
Pinocho empezó a beber y a beber, se fijó en otro grupito que se reía mucho se acercó.
- ¡Hola! ¿Qué os pasa? ¿Por qué os reís tanto?
- Toma, toma “madero” fuma y ya me cuentas…
Pinocho fumó, empezó a reírse y a flipar... Pero empezó a marearse como otros muchos chicos y decidieron ir a darse un baño al río. En lo que a mi respecta no lo tragó ninguna ballena, si no que le pegó un mordisco un lucio. Apareció Gepeto, muy enfadado:
- ¡Pinocho me han mandado un mensaje los del colegio que te has fugado y no has aparecido en toda la mañana! ¿Pero que ojos tienes? ¡…pero si encima de te vas de “lao a lao”! Tira pa’casa que te vas a enterar…
Al llegar a casa Pinocho empezó a vomitar. Y al día siguiente de resaca empezó a arrepentirse, y claro, llegaron las preguntas de Gepeto:
- ¿Qué fumaste ayer? ¿Qué bebiste? ¿Con quién te fuiste para llegar allí?
Pinocho le contó una milonga y no le creció precisamente la nariz…
Apareció el hada madrina, Belén Esteban, y le prometió ser un niño de verdad con una cirugía estética. Pero no resultó del todo bien y le quedó torcida la nariz… Aunque eso daba igual, porque Pinocho había cumplido su sueño de ser un niño más.
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